HENRI CARTIER-BRESSON
Signos ascendentes
La
obra fotográfica de Henri Cartier-Bresson es el producto de un conjunto
de factores: una clara predisposición artística, un aprendizaje
perseverante, algo del espíritu de su tiempo, aspiraciones personales,
numerosos encuentros. Su carrera artística comienza en los años veinte,
bajo el doble signo de la pintura y la fotografía practicadas como
aficionado, para desarrollarse después mediante algunos momentos clave
como el viaje a África en 1930-1931. Revela la huella de su amor por el
arte, de las horas pasadas leyendo o mirando cuadros en los museos.
Quedó profundamente marcada por la enseñanza de André Lhote y el trato
con sus amigos norteamericanos: Julien Levy, Caresse y Harry Crosby,
Gretchen y Peter Powel. Si con el primero se inicia en los placeres de
la composición, es en compañía de los segundos como descubre las
fotografías de Eugène Atget y las de la Nueva Visión. El primer
Cartier-Bresson es el resultado de estas diversas influencias: una
compleja alquimia.
Martine Franck, París, Francia, 1967
Colección Eric et Louise Franck, Londres
© Henri Cartier-Bresson/Magnum Photos, cortesía Fondation Henri Cartier-Bresson
Colección Eric et Louise Franck, Londres
© Henri Cartier-Bresson/Magnum Photos, cortesía Fondation Henri Cartier-Bresson
Su talento para la composición, su extraordinaria intuición visual y su
capacidad para capturar los instantes más fugaces y significativos como
testigo directo han convertido a Henri Cartier-Bresson (1908-2004) en
uno de los fotógrafos más importantes del siglo XX. A lo largo de toda
una carrera viajando por el mundo, volcando su mirada hacia los grandes
momentos de la historia, supo mezclar la poesía con una poderosa
dimensión testimonial.
Su obra se divide en tres periodos principales. Durante el primero de
ellos, de 1926 a 1935, Cartier-Bresson fraternizó con los surrealistas,
comenzó a trabajar como fotógrafo y realizó sus primeros grandes viajes.
El segundo, de 1936 a 1946, estuvo marcado por su compromiso político,
su trabajo para la prensa comunista y su experiencia en el cine. El
tercero, de 1947 a 1970, abarcó desde la creación de la cooperativa
Magnum Photos hasta la época en la que abandonó el fotorreportaje.
Esta exposición repasa la carrera del llamado “ojo del siglo” de manera
cronológica, con copias de la época, presentando tanto sus obras más
icónicas como fotografías menos conocidas. La muestra aspira a arrojar
una nueva luz sobre su producción, con el objetivo de mostrar que no
hubo un solo Cartier-Bresson, sino más bien varios, más allá de la idea
de “instante decisivo” que, durante años, ha sido considerada la clave
principal para interpretar su obra.
Esta exposición estará vigente hasta el 7 de septiembre en la Fundación Mapfre.
Esta exposición estará vigente hasta el 7 de septiembre en la Fundación Mapfre.
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