CÁLCULOS RENALES Y VERANO
Hidratación y poca sal para evitar el temido cólico nefrítico
El máximo experto en litiasis urinaria del ICUA de Clínica Cemtro desmiente que sea necesario reducir los niveles de calcio en estos enfermos
El doctor Luis Llanes recuerda, en primer lugar, el origen de los cálculos renales, producto de la concentración de diversas soluciones químicas en nuestra orina. Cuando se produce un desequilibrio en la cristalización de las sales minerales presentes en la orina, debido a la densidad de los solutos presentes, aparece el problema. Primero arena, después piedras, van surgiendo silenciosamente hasta que, al final, acaban obstruyendo las vías urinarias – bajan desde el riñón hasta la vejiga por el uréter, dando lugar al temido cólico nefrítico.
La ingesta abusiva de sal se presenta aquí como una de las causas que originan la afección. “Si a una solución salina acuosa pura la vamos añadiendo una sal, inicialmente se irá disolviendo hasta que alcance una cantidad a partir de la cual no se va a disolver más, y comenzará a precipitar formando cristales. Esto es lo que se llama el producto de disolución termodinámico y significa que la solución está saturada de soluto.”
Así lo explica el experto, también jefe del servicio de urología del Hospital de Torrejón de Madrid, quien añade que, “A medida que aumenta la concentración de la sal se alcanza el punto en el que no puede disolverse más cantidad de sal, a pesar de los inhibidores, y se forman los cristales” .
La manera de evitarlo no es sólo disminuir la cantidad de cloruro sódico en la dieta, sino aumentar el volumen diario de líquido, una recomendación que cobra especial relevancia en verano. A más calor, y debido a los mecanismos de termoregulación, resulta más fácil que la orina se concentre al extraer parte de su agua. La hidratación es, pues, una de las claves no sólo para evitar el colífico nefrítico, sino también para impedir que comience el proceso de formación de piedras.
La recomendación genérica para el verano, y para todas las estaciones del año, puntualiza el urólogo de Cemtro, es estar siempre los suficientemente hidratados. Acostumbrarse a beber líquido para que los enfermos litiásicos tengan orinas lo suficientemente diluidas para evitar la precipitación de sales cálcicas. El resto de medidas deben ser establecidas de acuerdo al perfil de cada paciente, aunque por lo general se recomienda una dieta variada, baja en sal y carnes rojas.
Para los enfermos de cálculos renales, precisa, “se recomienda más que un volumen de ingesta líquida, un volumen de diuresis (producción de orina) superior a los 1500 cc/día, y esto se consigue con diferentes cantidades de líquidos ingeridos.”
En cuanto al calcio, uno de las cuestiones que más preocupan a los pacientes en las consultas, desde el ICUA, el doctor explica, que, si bien el 70% de los cálculos renales en la orina son de calcio, su consejo es el de que el mantenimiento de la salud ósea sea la motivación principal de consumo.Aunque históricamente, explica, se ha recomendado la disminución del consumo de calcio para disminuir el calcio urinario y prevenir el riesgo de recurrencia de las piedras, la pauta actual es que consuma como alimento hasta la cantidad diaria recomendada de 1000 mg/día en hombres y mujerespremenopáusicas, y los 1200 mg/d de mujeres postmenopaúsicas y varones mayores de 70 años, y evitar en lo posible los suplementos, salvo que a pesar de una correcta ingesta se demuestre que tiene una baja densidad mineral ósea. De igual manera, se aboga por la reposición de la vitamina D en pacientes litiásicos.
La explicación reside en que, paradójicamente en los enfermos con piedras, a pesar de que una ingesta alta de calcio aumenta el calcio urinario, ésta también lleva aparejada una reducción de la eliminación urinaria del oxalato ( la otra parte de los cálculos) porque ambos se unen en el intestino y se eliminan.
Si los controles dietéticos no son suficientes sería necesario recurrir a la medicación y, por último, a la intervención. Habrá que operar cuando los cálculos producen síntomas de dolor, infección o sangre en la orina, o cuando alcanzan cierto tamaño. Este puede variar dependiendo de su localización en el riñón o en el uréter, lo que va a dificultar su expulsión espontánea o producir un deterioro del riñón afectado.
El láser de Holmio Yag se ha convertido en la herramienta clave para la eliminación de los cálculos, bien como instrumento principal, bien como apoyo y complemento para otros procedimientos.
Luis Llanes es urólogo en el Instituto de Urología Avanzada de Clínica Cemtro.
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