LA BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD ¿UNA REALIDAD O UNA QUIMERA?


Coloquio Fundación Wellington
  
“La Búsqueda de la Felicidad"


Bajo el título “La Búsqueda de la Felicidad”, la Fundación Wellington organizó el último coloquio del ¨curso¨ el pasado lunes 17 de junio, con el objetivo de analizar desde diferentes perspectivas, cómo las sociedades han evolucionado en aras de lograr la felicidad en todos los ámbitos. 


Contó con tres ponentes excepcionales para tratar esta materia: D. Juan E. Iranzo, Catedrático de Economía Aplicada, Académico de Número de la Real Academia de Doctores de España y Vicepresidente del Club Liberal Español; D. José Antonio Marina, Filósofo y pedagogo; Dr. Enrique Rojas, Catedrático de Psiquiatría y escritor. La periodista Dña. Ana Samboal fue la encargada de moderar el coloquio. 


Inauguró el acto la Secretario del Patronato de la Fundación Wellington, Dña. Pilar Moratiel, dando la bienvenida, y comenzó afirmando que : ¨ Todos queremos ser felices, es un factor positivo que permite a los individuos optimizar sus condiciones objetivas, y a diferencia de otros factores relacionados con el bienestar, es una situación subjetiva y propia del individuo. Como demuestra la antropología, el progreso de las sociedades está muy relacionado con la búsqueda de la felicidad; pero cuando queremos establecer el objetivo y el camino existen posturas bien distintas¨.  

Dña. Ana Samboal dio paso a los ponentes afirmando que: ¨En muchas ocasiones creemos que la felicidad nos la proporciona lo material y solo sabemos reconocerla cuando ya ha pasado, sin disfrutarla en el momento presente”. 

El prof. Marina, explicó el concepto de la felicidad como aquello que colmaría nuestras aspiraciones sin que nosotros ni siquiera tuviésemos una idea certera de cuáles son estas aspiraciones. Definió la felicidad a través de “Tres deseos fundamentales: quiero pasarlo bien, quiero tener unas relaciones sociales afectivas, que sean estimulantes, agradables e intensas y quiero sentir que se amplían mis posibilidades, sentirme protagonista”. La mezcla de estas tres premisas permite alcanzar un sentimiento de felicidad que experimentamos ¨, que no siempre es muy intenso pero puede ser más permanente en el tiempo¨.
Además, analizó el problema de las expectativas creadas, “cuantas más expectativas hay, menos posibilidades existen de ser feliz, porque la posibilidad de frustración es más grande”.

El prof. Iranzo realizó un análisis de la economía de la felicidad. Consideró que el primer problema consiste en medirla, para lo que fundamentalmente se emplea el Índice de las Naciones Unidas.
Puso de manifiesto que la felicidad varía a lo largo del ciclo vital. La mayor felicidad se alcanza en la juventud y en la vejez; puesto que las responsabilidades familiares, retos laborales y cargas económicas son menores. Según  Angust Deaton, Premio Nobel de Economía, la disponibilidad de tiempo libre, la necesidad de vivir el presente y las menores responsabilidades provocan que se sea más feliz a partir de los 78 años.
Existe una  gran relación entre renta y felicidad, afirmó el ponente; para ser feliz hay que tener un mínimo vital de renta. Según se eleva aumenta la felicidad, pero este incremento se desacelera cuando se superan los 75.000€ al año.
La felicidad económica depende sobre todo de que tu renta sea superior a la de tu entorno cercano, familia, amigos y compañeros de trabajo.
En definitiva la realidad económica de las personas y de los países tiene una gran influencia en los niveles de felicidad.

El Dr. Rojas, explicó el logro de la felicidad desde puntos de vista divergentes analizados desde la psiquiatría: “A lo largo del tiempo, la felicidad significa la superación de las adversidades, pasando desapercibidos los momentos en que realmente fuimos felices. La felicidad es parar el reloj, vivir el aquí y ahora. La felicidad futura es la ilusión de pensar que lo mejor está por llegar. La felicidad cuantitativa es poder, dinero, triunfo y bienestar. La felicidad cualitativa significa salud, creencias, entorno familiar, experiencias y culturas”; estableció cuatro grandes notas para la felicidad: el amor, la cultura, el salario y la amistad. Además afirmó que cuando somos jóvenes no percibimos la felicidad de la misma manera que al envejecer, intentar en todas las etapas llegar a la mejor realización de uno mismo. 
Además, sentenció las cinco cosas de las que la gente se arrepiente en su lecho de muerte: “haber trabajado demasiado, haber dado demasiada importancia a cosas que no merecían la pena, no haber dedicado más tiempo a la familia, no haber sabido disfrutar de la vida de forma adecuada y sacar tiempo para hacer las cosas que realmente nos llenan”. 



Posteriormente, se desarrolló un debate en el que los ponentes contestaron a las preguntas de los invitados, más de 300 personas de diferentes ámbitos profesionales, jurídico, económico, empresarial, militar y diplomático entre otros.

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