LA MAGIA DEL PALACIO DE LA HELGUERA EN NOVIEMBRE
UN REFUGIO MÁGICO EN CANTABRIA: DISFRUTA DE LA MAGIA DEL PALACIO DE LA HELGUERA EN NOVIEMBRE
Cuando noviembre llega a Cantabria, los paisajes se visten con tonos dorados y ocres, ofreciendo un espectáculo natural que complementa a la perfección la elegancia del histórico Palacio de la Helguera. Este excepcional hotel boutique, ubicado en el corazón de los Valles Pasiegos, es un refugio de lujo y discreción que destaca, no solo por su belleza arquitectónica, sino también por la calidez de su hospitalidad y la rica oferta cultural de sus alrededores.
Un encuentro con la historia
El Palacio de la Helguera, construido en el siglo XVII, es un testimonio del esplendor del pasado en una de las zonas más pintorescas de Cantabria. Designado como patrimonio arquitectónico, cada piedra del palacio cuenta una historia. Desde su fundación por el Conde de Santa Ana de las Torres hasta su meticulosa restauración, el edificio conserva la esencia y el espíritu de antaño.
Todo el complejo rezuma belleza y sofisticación. Cada habitación del palacio está meticulosamente decorada e inspirada en personajes históricos, como el Duque de Wellington y la Virreina de España. Estas estancias no solo ofrecen un lugar para dormir, sino que se convierten en cápsulas del tiempo que transportan a los huéspedes a épocas pasadas. Antigüedades provenientes de los cinco continentes adornan los espacios, creando un ambiente donde se puede sentir la rica historia de este lugar.
Lujo y confort en cada rincón
La exclusividad del Palacio de la Helguera se manifiesta en su tamaño: con solo 11 habitaciones, garantiza un servicio personalizado que hace que cada huésped se sienta especial. La famosa interiorista Malales Martínez Canut ha creado un espacio donde el encanto del pasado se funde con un diseño contemporáneo que invita a la relajación. En noviembre, la atmósfera se vuelve aún más acogedora, ideal para disfrutar de chimeneas crepitantes y encantadores rincones donde entretenerse leyendo un libro.
Naturaleza en su máxima expresión
Los jardines del Palacio son verdaderos santuarios de belleza, y noviembre los convierte en un lugar mágico. Con los árboles cubiertos de hojas doradas, los visitantes pueden pasear entre senderos tranquilos y descubrir rincones ocultos que invitan a la contemplación. La piscina infinita climatizada, un capricho en cualquier época del año, permite disfrutar de un baño rodeado de paisajes impresionantes, mientras que la zona de spa, que incluye jacuzzi, sauna ,hammam y piscina infinita, se convierte en el lugar perfecto para desconectar del ajetreo diario y rejuvenecer el cuerpo y la mente.
Gastronomía: un viaje al sabor
Noviembre no solo es un mes de belleza natural, sino también de deleite culinario en el Palacio de la Helguera. El restaurante Trastámara, dirigido por el renombrado chef Renzo Orbegoso Hinojosa, ofrece un menú que rinde homenaje a la gastronomía cántabra, fusionándola con influencias peruanas. Este innovador enfoque gastronómico permite a los comensales disfrutar de platos que destacan los sabores tradicionales, como el sobao pasiego y la merluza del Cantábrico, preparados con los mejores ingredientes locales. Los postres, como la célebre tarta de queso pasiego, son un verdadero festival para el paladar y, sin duda, un modo perfecto de cerrar una experiencia culinaria que destaca por su creatividad y calidad.
Un destino para vivir experiencias
Además de su elegancia y gastronomía, el Palacio de la Helguera se ha convertido en un punto de partida para explorar la riqueza cultural y natural de los Valles Pasiegos. En noviembre, la región es ideal para realizar actividades al aire libre como senderismo, paseos en bicicleta o excursiones en coche por paisajes cautivadores. Las rutas ofrecen vistas panorámicas que son especialmente hermosas con el telón de fondo de un otoño en todo su esplendor.
Los Valles Pasiegos son también un crisol de tradiciones ancestrales y cultura, donde los viajeros pueden sumergirse en la vida local, descubriendo la arquitectura rural y participando en festividades que a menudo tienen lugar en esta época del año. La calidez de sus habitantes y su aprecio por las tradiciones locales hacen que cada visita sea memorable.
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